«Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.»

Efesios 6:16

Otras versiones de la Biblia traducen la expresión «dardos de fuego» como «flechas encendidas», ¿Te imaginas el dolor de una flecha que perfora tu cuerpo y a la vez quema tu piel?

Ahora en el plano espiritual, la Biblia no dice que talvez lleguemos a ser atacados… La Biblia asegura que seremos atacados. Tenemos un enemigo y su propósito es claro: robar, matar y destruir.

Es verdad que una vez hemos recibido al Señor Jesús como nuestro Salvador el diablo no puede arrebatarnos jamás de Sus Manos, pero él va a seguir intentando dañar nuestra relación con Dios y sobre todo minimizar nuestro impacto espiritual acá en la tierra.

Por eso, nos lanza sus dardos de fuego: para robarnos el gozo de una vida plena en Cristo. En esta serie de artículos abordaremos algunos de esos dardos de fuego al corazón que el enemigo lanza. ¿Te interesa? ¡Comencemos!

El gran peligro de las comparaciones

Así como cuando ves al vecino… y te comparas…

De entrada quiero decir algo:

Las comparaciones NO son de Dios.

Ahora, humanamente hablando; sí escribo sobre este tema es porque he sufrido el veneno que produce este dardo de fuego al corazón… Y no es fácil lidiar con eso.

A lo largo de los años he visto como muchos sufren en sus corazones cuando se comparan; por ejemplo en las siguientes áreas:

  • En el trato de los demás: Cuando «sientes» que tratan a otros de una manera preferencial, por ejemplo en las celebraciones de cumpleaños dentro de los grupos de crecimiento…
  • Servicio ministerial: Pasa en los ministerios como los de arte (música o teatro), cuando le dan canciones a otras personas o los papeles protagónicos a otros y a ti no…
  • Liderazgo: Hay personas que realmente sufren porque no han ocupado posiciones de liderazgo en la Iglesia y se comparan con otros y en su corazón creen merecer más esa posición…
  • Disciplina: Es muy típico cuando tienes hermanos(as) y tus padres aplican algún tipo de disciplina y fácilmente pierdes el foco comparándote pensando que están siendo más relajados con ellos(as)… En el plano espiritual, es similar…

Lo curioso es que casi nunca pensamos:

«Oh SEÑOR, ¿Porqué me has tratado tan bien? ¡Me has dado muchísimo más que a otros(as)!«

Cuando nos comparamos con otros perdemos de vista el hecho de que Dios ha sido bueno con nosotros.

Un doble escudo…

El pasaje de Efesios 6:16 dice que tomemos el escudo de la fe para apagar esos dardos de fuego, así que: ¿Qué puedo creer para superar ese sentimiento tóxico?

A continuación, compartiré contigo dos cosas que el SEÑOR me ha enseñado sobre este tema.

  1. Dios es justo

«El Señor es justo en todo lo que hace, y lleno de bondad.»

Salmos 145:17 NBV

Es verdad que talvez la vida es injusta, la gente es injusta, las situaciones son injustas, el sistema de justicia de tu país es injusto, etc. Pero, Dios es justo, en todo

Así que pregúntate: ¿Puedo confiar en Él y creer que Él está al control de todo?

Sí crees que Dios es justo y que Él está al control (aunque aparentemente todo lo que sucede está mal), pero decides confiar en que nuestro Padre sabe porque permite que pasen las cosas, entonces vas a poder descansar.

Y además de justo, Dios ha sido misericordioso con nosotros; ya que sí fuera por nuestros méritos lo único que tendríamos ganado es una eternidad en el infierno… Así que, después de la salvación, todo lo demás es ganancia.

2. Lo que Dios haga con los demás no es asunto tuyo o mío

«Pedro se volvió y vio que los seguía el discípulo al que Jesús quería mucho… Cuando Pedro lo vio, le preguntó a Jesús: ― Señor, ¿y a este qué le va a pasar? Jesús le contestó: ― Si quiero que él siga vivo hasta que yo regrese, ¿Qué te importa a ti? Tú sígueme.«

Juan 21:20-22 NBV

Pensemos en ese cuadro:

Pedro negó al SEÑOR 3 veces en la noche que fue entregado, luego el mismo Jesús resucitado lo busca y viene a conversar con él para tratar de restaurarlo y lo primero que hace cuando Él está sanándolo es fijarse en otra persona… Que poca memoria tenemos, se nos olvida de dónde nos ha sacado Dios.

Cuando medito en este pasaje es como sí Jesús me dijera:

«Marcos, ¿Qué te importa lo que haga con fulano o con mengana? ¡Tengo un plan maravilloso para ti! ¡Sólo sígueme!«

Despedida

Sí Dios no hizo a 2 personas iguales en este mundo en todos las épocas, ¿Porqué compararnos? ¡Tenemos un Dios creativo al que adorar!

¡Dios te bendiga querido(a) amigo(a)!

SDG ~ Marcos Zúniga

Dardos de Fuego al Corazón (1): Comparaciones

Marcos Zúniga


Discípulo de Jesús | Investigador en Formación | Máster | Ingeniero en Sistemas Computacionales | Promotor de Arte Dramático | Blogger


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