“1 A Jonás no le gustó nada que Dios salvara la ciudad y se enfureció. 2 Entonces oró al SEÑOR y le dijo: […] 3 Ahora SEÑOR, te ruego que me quites la vida, pues prefiero morir a tener que vivir así. 4 Entonces el SEÑOR le preguntó: —¿De verdad estás tan enojado?”

Jonás 4:1-2a, 3-4 (PDT)

Jonás fue enviado a predicar a Nínive, después de que el gran pez lo vomitó se dispuso a hacerlo con el “infortunio” (comillas importantes) de que la gente se arrepintió y confío en lo que les predico y en Dios.

Vaya, no sé tú, pero si una ciudad de 120 mil habitantes confiaran en Dios por causa de mi predicación creo que ni cabría de alegría, ¡Qué éxito!… Oh, momento, no fue del todo así, ¿Verdad? ¿Qué paso aquí? Hay un problema… Hay falta de amor.

Has escuchado personas que dicen: “amo predicar”; eso no debe impresionarte porque la pregunta importante por hacer es: ¿Amas a las personas a las cuáles les predicas o sirves? Jonás no amaba a la gente de Nínive, por eso su malestar, por eso su falta de éxito espiritual, por decirlo así.

Por eso Pablo dijo:

“Yo puedo tener el don de profetizar y conocer todos los secretos de Dios. También puedo tener todo el conocimiento y tener una fe que mueva montañas. Pero si no tengo amor, no soy nada.”

1 Corintios 13:2 (PDT)

El Amor No Pasa De Moda

Marcos Zúniga


Discípulo de Jesús | Investigador en Formación | Máster | Ingeniero en Sistemas Computacionales | Promotor de Arte Dramático | Blogger


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