En el libro de Daniel 5 encontramos que el rey babilónico Belsasar se encontraba disfrutando de un banquete en estado de ebriedad y quizás para satisfacer a sus invitados (un mil funcionarios, ver Daniel 5:1-2) pensó que era buena idea utilizar las vajillas que se habían llevado del templo de Dios, en Jerusalén.
Después de hacer esa fatalidad, Dios a través de la figura de una mano humana escribió en la pared un mensaje que nadie podía entender.
Por el susto provocado, bueno solo es de imaginarse una mano humana que aparece de la nada escribiendo en una pared (¡!); Belsasar sigue el consejo de la reina llamando a Daniel para que explicara el significado de lo escrito y le ofrece todo tipo de regalos…
Daniel ni corto ni perezoso y sin ninguna intención de recibir algo a cambio explicó a Belsasar que Dios estaba súper molesto y el significado de la escritura:
“25 y estas son las palabras que están escritas: mene, mene, téquel, parsin. 26 »Esto es lo que significan esas palabras:
Mene: Dios ha contado los días y le ha puesto fin a tu reino.27 Téquel: Dios ha puesto tu reino en la balanza y no ha pesado lo suficiente.28 Parsin: Tu reino ha sido dividido y ahora le pertenece a los medos y a los persas.”
Daniel 5:25-28 PDT
Téquel o TEKEL, muy parecido en hebreo a la palabra SHEKEL, que viene de la figura de pesar dinero en balanzas. Dios “pesó” el reino y la vida de Belsasar y finaliza con la frase “y no ha pesado lo suficiente”, palabras perturbadoras en verdad.
Desde que leí ese pasaje anoche y por la mañana me he preguntado y te pregunto a ti ahora: ¿Cómo medimos nuestras vidas? ¿Cómo hacemos para “pesarla”? ¿Mi vida “pesará” lo suficiente? ¿Te has hecho esta pregunta antes?
Por ejemplo, puedes medir tu vida por medio de varios indicadores y enfoques:
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los ingresos que has logrado acumular (financiero)
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los títulos que has alcanzado (académico)
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los logros que has obtenido (desarrollo personal)
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la familia que has construido (cónyuge e hijos)
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el automóvil y las casas que tienes (posesiones)
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el éxito de los negocios que has levantado (emprendedurismo)
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la/el novia/o que tienes (relacionales)
Lastimosamente, aunque todas esas cosas están bien, no son lo que Dios quiere nos concentremos ni tú ni yo… ¿Cómo lo sé? Su Palabra lo explica mejor así:
“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.”
Miqueas 6:8 RV60
Hacer justicia es vivir una vida correcta según los parámetros de Dios, eso implicará muchas veces ir en contra de lo que el mundo enseña. En otras palabras, es dar en el blanco.
Amar misericordia es algo que vemos en la vida de Jesús mientras anduvo en la tierra, no se trata solamente de conocer la ley, se trata de entender que la ley fue dejada para que nos diéramos cuenta que no podríamos cumplirla y que todos necesitamos un Salvador.
Es por esa razón, que debemos ser misericordiosos, porque Dios es, ha sido y será bueno con nosotros.
Todos los días necesitamos humillarnos ante nuestro Dios. Ignorar esa lección nos puede costar muy caro en la vida… lo digo porque Dios resiste y puede humillar a los soberbios (Daniel 4:37).
Así que, ¿Cómo medimos nuestras vidas?: No en base a la filosofía del mundo, sino que medimos nuestras vidas en base a la eterna Palabra de Dios.
¡Que Dios te bendiga querido(a) amigo(a)!
SDG ~ Marcos Zúniga