​En todas las profesiones u oficios del mundo nosotros vamos a pedir ayuda cuando tenemos un problema menos con el pastor, con él esperamos que mágica (o milagrosamente) se de cuenta que tenemos una necesidad y que nos llame todas las semanas para saber cómo estamos. 

Con el pastor no nos queremos mover sino que él venga a ayudarnos, ¿No está para servirnos acaso?… A él nadie lo llama para saber cómo está pero si que queremos que siempre esté de buen ánimo para ayudarnos (claro, él no tiene problemas).

Admiro de todo corazón la paciencia y buen ánimo de mis pastores, no son dioses puestos por hombres sino hombres puestos por Dios, muchos tenían sus vidas resueltas con sus buenas profesiones en el mundo pero lo dejaron todo para servir a Dios a través de servir a su pueblo, su buen ejemplo es totalmente digno de imitar.

Sobre mis pastores

Marcos Zúniga


Discípulo de Jesús | Investigador en Formación | Máster | Ingeniero en Sistemas Computacionales | Promotor de Arte Dramático | Blogger


Navegación de la entrada


Deja un comentario