«Pero viendo Faraón que le habían dado reposo, endureció su corazón y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.»

Éxodo 8:15

Hoy me desperté con el persistente y potente ruido de una retroexcavadora trabajando en el lote contiguo a mi casa, de verdad había mucha bulla por las actividades de construcción y pues entre tanto y tanto un rato fui a ver por curiosidad… 

En eso vi como una máquina de gran tamaño insistía una y otra vez para tratar de romper una roca gigantesca en la superficie del suelo, para no hacer larga la historia simplemente diré que no lo logró en toda la mañana…

Solamente pensé cuando meditada estos pasajes del Éxodo: ¡Qué difícil es penetrar un corazón endurecido! Con Faraón se ocuparon 10 plagas para lograrlo…

¿Estaré endureciendo mi corazón o estaré permitiendo que esté cada día más suavecito para con Dios? Esa es mi responsabilidad, de nadie más…

Amado Dios: 

Que mi orgullo no me prive de tu gracia en mi vida, que intencionalmente pueda buscar el mantenerme suavecito para ti. Que no tenga necesidad de recibir 10 plagas para hacerte caso…

Que mi pecado NO me endurezca ni tampoco el satisfacer los deseos de mi carne… Cuando NO obedezco me endurezco y también cuando no quiero escuchar… 

Yo quiero escucharte, amarte y obedecerte. Para ti, para tu gloria Dios. Amén.

Corazón endurecido

Marcos Zúniga


Discípulo de Jesús | Investigador en Formación | Máster | Ingeniero en Sistemas Computacionales | Promotor de Arte Dramático | Blogger


Navegación de la entrada


Deja un comentario