Estaba sentado en el sofá de la habitación cuando tocaron la puerta, se abrió despacio y como quién se dispone a ver a un viejo amigo se asomó una enfermera cuyo rostro de inmediato se me hizo familiar…

Casi sonriendo me preguntó:
– ¿Aquí está don Marco Tulio?

«Sí, está en el baño…» le respondí. Se dispuso a ordenar las cosas y mientras salía me dijo:

– Yo lo recuerdo muy bien, me tocó atenderlo cuando tuvo la crisis hace un par de años, hay pacientes que están un día o dos y uno no se acuerda; pero él fue una semana…

Y de inmediato, como sí me hubieran chasqueado los dedos en la cara, recordé quién era ella, y muchas cosas de paso.

Todo ocurrió iniciando el mes de mayo de 2016. Mi papá fue ingresado de emergencia debido a una hemorragia interna producida por varices esofágicas. Perdió tanta sangre que en pocas horas se puso en riesgo de muerte.

Viajamos ese día temprano a Siguatepeque para verlo y estar con él, y después de un día de estar interno se tuvo que pasar a Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). El pronóstico era malo, muy malo. Pocas horas de vida. El cuerpo estaba rechazando las transfusiones de sangre.

La internista me explicó que además podía desarrollar un cuadro de Encefalopatía Hepática debido a que la sangre muerta que aún estaba en su interior podría contaminar su torrente sanguíneo y afectar su cerebro. Y bueno, justo eso paso.

Fue la noche más larga de mi vida. Mi papá me dijo que casi no recordaba nada de lo que pasó, y por lo terrible de la experiencia; gracias a Dios que así fue… Los síntomas de una Encefalopatía son muy dolorosos en lo anímico para uno que acompaña al ser querido.

Después de 4 días en UCI y varios procedimientos realizados se pudo estabilizar su situación y poco a poco se comenzó a recuperar. Y, solamente por la pura gracia de Dios, después de 7 días interno salió vivo de esa.

A pesar de haber agotado todas mis finanzas disponibles en ese momento; recuerdo que no cabía de la alegría y gratitud. Por alguna razón toda esa semana sólo recordaba y hacía esta oración:

Mírame, y ten misericordia de mí,
Como acostumbras con los que aman tu nombre.

Salmos 119:132

El SEÑOR mostró una vez más que nuestras vidas están en Sus Manos, pero además hizo algo especial por nosotros, Él hizo algo especial por mí: Me mostró Su gracia y misericordia de la manera más milagrosa posible, te la cuento a continuación:

El día antes de salir del Hospital pude compartir con mi papá el Evangelio, las buenas noticias de que Dios había enviado a Jesús a morir para pagar nuestra deuda de pecados; le expliqué que la Biblia enseña que sí él confiaba en Cristo como su único y suficiente Salvador tendría vida eterna, una unión con Dios que no se podía romper.

Y el milagro ocurrió: Esa mañana mi papá confío en Jesús como su Salvador. No sé sí fue porque vio de cerca la muerte y ahora tenía otra perspectiva de la vida; pero me dijo que estaba sorprendido de la verdad que enseña la Biblia sobre el tema y que quería recibir el regalo de la salvación. Ese día su nombre fue inscrito en el libro de la vida.

La enfermera al despedirse me dijo algo que me impacto:

«Recuerdo cuando él salió de alta, yo estaba ahí, y todos nos alegramos. Así que cada vez que lo miro, me digo: Allí va el milagro…»

Y lo fue…

  • Cada día que mi papá vivió después de ese episodio fue un milagro.
  • Cada cita de revisión a la que íbamos con el especialista y cuando los exámenes salían razonablemente «bien» fueron un milagro.
  • Cada café que nos tomamos, cada llamada, cada mensaje por WhatsApp, cada comentario en Facebook donde interactuamos, todos fueron un milagro.

Mi Dios es más que bueno, nos permitió convivir con un milagro durante 2 años y 8 meses, y ahora; desde el 7 de enero de 2019, mi papá está disfrutando de Su compañía en el cielo.

Así que cuando miro esta foto pienso:

«La próxima vez que cantemos juntos, será adorando al Rey del cielo, en el cielo».

Aquí cantando en una navidad lejana con mi papi 🙂

Un abrazo hasta el otro lado del cielo papi, te amo y te extraño cada día.

Marcos Zúniga. Tegucigalpa, Honduras. 22 enero 2019.

Allí va «el milagro»

Marcos Zúniga


Discípulo de Jesús | Investigador en Formación | Máster | Ingeniero en Sistemas Computacionales | Promotor de Arte Dramático | Blogger


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4 comentarios en «Allí va «el milagro»»

  1. Me sacaste las lagrimas. Un abrazo hasta el cielo para Tulio, lo amamos y lo extrañamos cada día. Es difícil reponerse de una perdida tan fuerte, sin embargo me alegra sobremanera ver como su siembra tiene frutos, verlos a uds mas unidos que nunca, honra su memoria. Sin duda, está muy orgulloso, desde el cielo.

    1. Muchas gracias Lendy!
      Sabemos que compartimos el dolor y que querías mucho a mi papi… Y así como cuando se comparten las cargas, pues éstas pesan un poco menos! Un abrazo hasta SPS!

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