​Toda vasija de barro dentro de la cual cayere alguno de ellos será INMUNDA, así como todo lo que estuviere en ella, y QUEBRARÉIS la vasija.

Levítico 11:33

Que cosa más interesante: las demás cosas o herramientas que tuvieran contacto con algo inmundo se lavaban un día en agua y listo, quedaban limpias (Lev. 11:32)… Menos las vasijas, están no tenían limpieza posible, sólo les quedaba quebrarse…

Me acordé del pasaje que dice que «Tenemos este tesoro en vasos de barro…» donde Pablo habla del Evangelio como un tesoro y de nosotros como vasos de barro, de alguna manera Dios hace una comparación entre nosotros con vasijas y comprendí que es lo mismo:

Hay cosas que nos contaminan y que inevitablemente contaminan lo que sale de nosotros, como dice el siguiente verso (Lev. 11:34)… Ante eso sólo queda una solución posible: quebrarse (o quebrantarse)…

Reconocer que estamos mal, que ofendemos a Dios con nuestras actitudes y sentimos dolor por hacer triste a la única persona que nunca nos ha fallado en la vida… Luego podemos decidir obedecer lo que Él dice y Él nos hace un «odre nuevo».

Odres nuevos

Marcos Zúniga


Discípulo de Jesús | Investigador en Formación | Máster | Ingeniero en Sistemas Computacionales | Promotor de Arte Dramático | Blogger


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