Hoy por la tarde me pasó algo terrible: por accidente en el trabajo borré una buena parte del código que había estado programando en los últimos 3 días, gracias a Dios y a pesar de mi descuido tenía a la mano un backup, pero si que perdí algo valioso… ¡Equivale a 3 días! Honestamente, hasta me dieron ganas de llorar.

¿Te ha pasado algo así con algún trabajo? Me puse a pensar en lo que sentía: ¿Tristeza, ansiedad o frustración? Sin duda, lo que más sentí fue frustración. Y la pregunta de siempre: ¿Porqué pasó esto Dios? 

Rápidamente pasé a una pregunta mejor: ¿Para qué pasó esto Dios? Y de pronto entendí que a veces yo, como persona y con mis burras decisiones he sido ese «trabajo perdido» de Dios.

Cuando avanzo por un tiempo en obedecerle y tomar decisiones por amor a Él y de pronto retrocedo soy ese «trabajo perdido», Dios también pudo experimentar frustración por culpa mía…

Creo que lo más sabio que puedo hacer es alegrarlo y para eso se ocupa que deje de retroceder y me ponga de Su lado en Su obra, porque como bien dice la Palabra:

«Ustedes se han revestido de una nueva forma de ser. Dios los está haciendo nuevos a imagen de aquel que los creó hasta que lleguen al pleno conocimiento de él.»

Colosenses 3:10 PDT

¡Trabajo perdido!

Marcos Zúniga


Discípulo de Jesús | Investigador en Formación | Máster | Ingeniero en Sistemas Computacionales | Promotor de Arte Dramático | Blogger


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